Speed Dreams
Es una muestra de lo lejos que ha llegado el ciclismo profesional femenino, cuando Kasia era una joven corredora jamás hubiera podido soñar con vestir el maillot amarillo.
“Me acuerdo de que cuando empecé a salir con mi marido [el exciclista Taylor Phinney], siempre hablaba de que su sueño era llevar el maillot amarillo”, dijo después de ponerse ese maillot en la quinta etapa. “Me acuerdo de que me sentía avergonzada por no poder tener esos sueños. Pensé que el ciclismo femenino estaba perdiendo una gran oportunidad, así que ahora me parece muy surrealista tener puesto el maillot amarillo”.
Incapaz de seguir a Demi Vollering sobre la cima del Col du Glandon en la etapa final de la carrera y todavía al pie del Alpe d’Huez, Kasia pedaleó hasta la cima más importante de su vida para minimizar con perspicacia los segundos que perdía con respecto a su rival SD Worx.
“Para ser sincera perdí una vez más la fe en que aún podía hacerlo”, admitió después. “Pasé por un momento tan terrible en esa subida. Lo odié absolutamente todo”.
Vollering ganó la etapa y los segundos pasaron de forma tortuosa. Fue el mejor final de un Tour de Francia en la historia del ciclismo y Kasia salió por el lado bueno.
“Poder conseguirlo al cruzar la línea de meta con solo unos segundos de diferencia es un sueño hecho realidad. Voy a tardar un tiempo en asimilar todo esto”.