La aventura galesa de Vedangi y Maya

Cuando preparo una aventura, siempre tengo las expectativas muy altas. Me empuja a ser un poco más ambiciosa y, cuando es necesario, a rendir mejor en la bicicleta. Eso significaba que, además de preparar la mejor aventura de la historia del norte de Gales, también necesitaba contar con una gran compañera de aventura. Y ahí apareció Maya Atkinson. Es una ciclista de montaña experta, vive en el sur de Gales y está acostumbrada al terreno. Además, compite en carreras y sabe dar caña cuando toca apretar. Quería que me acompañara para aprender de ella. Esperaba poder darle algunos consejos sobre rutas de larga distancia ahora que está preparando la próxima temporada de enduro. A pesar de que llegábamos al ciclismo de montaña desde mundos diferentes, lo principal era que las dos estábamos deseando vivir una aventura en la que pudiéramos ponernos a prueba y llevar al límite nuestras bicicletas.

Yo me encargué de la planificación de las rutas y la navegación, algo que se lleva muy bien con mi pasión por los mapas. Estaba buscando una mezcla de caminos de herradura con piedras, zonas de rutas trail bien construidas, pistas forestales infinitas, los mejores lugares para acampar y un paisaje increíble. Por suerte, el norte de Gales tiene un poco de todo eso. Tracé la ruta en Komoot por senderos y caminos de herradura, y los tramos de asfalto seguían una ruta nacional habitual entre los ciclistas. He montado en bici en la mayoría de los centros de trail y bike parks del norte de Gales, y también quería incluir algunos de mis lugares favoritos. Dada la época del año, teníamos claro que los senderos no iban a estar en las mejores condiciones, pero pensé que nos apañaríamos bien con ayuda de nuestro dominio de la técnica y la experiencia acumulada. Si tuviera problemas, estaba segura de que Maya me ayudaría a encontrar una buena trazada. Queríamos ante todo disfrutar de una aventura, y ese planteamiento siempre deja espacio para posibles sorpresas. De hecho, a veces, esa es la mejor parte.

Al ser experta en hojas de cálculo, tenía una lista de kit para MTB que recopilé y compartí con Maya antes de ponernos en marcha. Estábamos en noviembre, y había que ir bien abrigadas, secas y cómodas en toda la aventura. Por eso, la lista incluía lo siguiente:

• Capas base
• Maillots MTB de manga larga
• Chaqueta de membrana blanda
• Chaqueta impermeable
• Chaleco ciclista Primaloft
• Pantalones impermeables
• Calcetines de lana merina
• Guantes térmicos

También echamos luces para bicicletas por si llegábamos al lugar de acampada ya de noche. Guardamos todo en bolsas de bikepacking y las fijamos con correas a nuestras bicicletas de montaña. Tras dar apenas unas pedaladas, casi no notaba el peso adicional de la bicicleta mientras nos dirigíamos hacia la primera subida. Para vivir una aventura, ¡eso es todo lo que necesitaba saber!

El primer día fue muy corto. El pronóstico del tiempo era el de un día ideal si eres un pato, pero no nos vinimos abajo. Fuimos de Oswestry a Ruthin por carreteras rurales, pistas forestales y senderos de piedra. La Neuron ofrecía unas sensaciones estupendas: era lo suficientemente ligera como para escalar bien en terreno galés, pero con todo lo que hay tener para lanzarnos a fondo en los descensos. Temía que la bicicleta fuera lenta y torpe sobre asfalto, pero mis temores se desvanecieron en los tramos de carretera de enlace entre las rutas todoterreno.

No pasó mucho tiempo hasta que nos encontramos un ascenso que nos obligó a poner pie en tierra. Aunque estaba convencida de que íbamos en la dirección equivocada, la cima nos recompensó con unas vistas panorámicas preciosas, y solo por eso valió la pena el esfuerzo del ascenso. En el descenso, Maya bajó como si nada por un pedregal descompuesto y controló bien sobre el barro. Seguí sus trazadas lo mejor que pude. Enseguida empezamos a disfrutar charlando y sonriendo en los ascensos y lanzándonos a por todas en los descensos antes de reagruparnos. Al final de la jornada, teníamos las bicicletas y la ropa en un estado lamentable. Esa noche dormimos probablemente en el lugar más lujoso en el que me he alojado en Reino Unido durante una aventura de bikepacking. Atravesamos un laberinto de pasillos con paredes forradas de madera para llegar a nuestras habitaciones. Con la barriga llena, caímos dormidas soñando con lo que nos depararía el día siguiente.

El primer punto destacado del día fue un precioso paseo por los alrededores de la presa de Llyn Brenig. La mágica visión del sol rasgando la bruma de la mañana compensó el barro y el frío que nos encontramos el primer día. Continuamos nuestra ruta hacia la reserva natural de Hafod Elwy Moor por senderos helados, pistas anchas de terreno trabado con hierba en el centro del camino y algunos pájaros bastante interesantes. Un amplio descenso por pistas forestales nos permitió rodar sin mover los pedales; la gravedad nos ayudaba a trazar las curvas y ganar velocidad. Las vistas de las impresionantes montañas desde el parque nacional de Eryri eran magníficas. Terminamos la jornada en Penmachno, donde pasamos un tiempo poniendo a prueba la Neuron en un centro de trail hasta que encontramos un lugar precioso para acampar.

Al día siguiente, Maya me llamó por teléfono para ver si estaba despierta... ¡Generación Z en estado puro! Después de remolonear un poco, salimos de nuestros habitáculos de dormir y recogimos todo rápidamente antes de ponernos en marcha. Sabíamos que era nuestro último día para estar juntas, y estábamos dispuestas a aprovecharlo al máximo.

Con ese espíritu, pasamos la mayor parte del día en la zona de senderos de trail de Coed Y Brenin. Admiro profundamente a las personas que hacen que las cosas parezcan fáciles, ya sea un salto especialmente aéreo o un escalón minúsculo. Y Maya es una de esas personas. Iba siempre detrás de ella en los descensos, y me sentía más segura en peraltes rápidos, en tramos de piedras y en escalones. Aprendí que se puede ir muy rápido en bicicleta si dejas de pensar en exceso. ¡Quién lo iba a decir!

Algo que no se me quitaba de la cabeza durante todo el viaje era que quería aprender a levantar la rueda trasera sobre la marcha. Había elegido a propósito rodar con pedales planos solo para aprender a clavar este truco. Llevo mucho tiempo intentando aprender a hacerlo, y me ha resultado imposible. Pero con Maya, no. Me lo explicó, me grabó en vídeo mientras lo hacía mal un millón de veces, me indicó una y otra vez qué músculos debía usar, y me recordó que hundiera los dedos de los pies hacia abajo y, justo cuando estaba ya a punto de rendirme, ¡LO CONSEGUÍ! Estaba flipando: ¡por fin había aprendido a hacer el truco! No se nos habría ocurrido una manera mejor de concluir esta aventura.

Nuestra travesía por Gales me enseñó muchas habilidades nuevas en la bici. Montar la Neuron y sentirme perfectamente cómoda en la bici de principio a fin me ayudó a adquirir mucha más confianza en mis capacidades. Aunque entiendo que las bicicletas son solo un medio para la aventura, cuanto más capaz sea la bicicleta, mejores serán tus aventuras (¡y te divertirás más!). Ya estoy planeando mi próxima aventura en montaña con ese modelo de bicicleta. Tengo previsto participar en la Megaavalanche este año, y ¡quién sabe!, no descarto ir en bicicleta desde Reino Unido hasta los Alpes franceses en una Neuron.